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Oraciones para Consagrarse a María




(Del Libro de Mensajes de María del Rosario de San Nicolás)



Este Mensaje enuncia lo que podríamos llamar la gran promesa de María:

- Esto digo a mis hijos de todo el universo: Volcaos a Mi Corazón y desde allí viviréis con toda docilidad al Señor.
Desde Mi Corazón lo amaréis; desde Mi Corazón, lograréis fidelidad hacia Él; desde Mi Corazón llegaréis a su Sagrado Corazón.
Gloria al Todopoderoso. (M. 1369)

- María promete liberar al Consagrado del demonio y le garantiza la vida eterna:
(M, 275): A todos mis hijos que se Consagren a vuestra Madre, os digo: Mi Corazón recibe gozoso esa entrega, ese amor que ofrecéis porque son almas que se salvan de las garras del mal mereciendo la Gloria Eterna, la Gloria del Señor.

- María promete la libertad interior, el crecimiento y la renovación espiritual, su Corazón de Madre y el amor total a Jesús:
(M. 939): La Consagración no quita la libertad del cristiano, no lo anula, sino que lo hace crecer interiormente, hace que el espíritu se renueve día a día, se introduzca en Mi Corazón y se alimente completamente de Él. De esta manera se llega a amar a Jesús en forma total, sólo por medio de Mi Corazón.
Mi Corazón da y exige, más no exige lo imposible.

- María ofrece al Consagrado el vínculo que lo une a Su Corazón y una particular atención:
(M, 973): Que la Consagración, sea el vínculo que una vuestro corazón con el Mío.
Cada hijo necesita una particular atención de la Madre.

- María asegura que el Consagrado fiel jamás será abandonado por Dios:
(M.1042): Deben obrar de manera que Dios, siempre habite en ellos y no se verán por Él, jamás abandonados.

- María se compromete a conducir al Consagrado por el camino de la fidelidad al Señor.
(M. 1 223): Quieran mis hijos, ser totalmente Míos; eso hará que sean fieles al Señor, porque Yo, los conduciré a Él.

-María se ofrece a sus hijos como auxilio y protección y ofreciendo al humilde introducirlo en Su Corazón.
(M. 1242): Como Auxilio de los Cristianos, quiero rescatar a mis hijos, pidiéndoles la conversión y luego la Consagración a Mi Corazón de Madre.
Yo les digo: Responderé a vuestra Consagración con Mi Protección, es decir, os defenderé de toda adversión.
Haceos pequeños e interiormente humildes y entraréis en Mi Corazón.

-María promete ser para sus hijos refugio y consuelo y los conducirá con especial ternura:
(M.1305): En la Consagración, el hijo se entrega a la Madre y
Ella a su vez, será su Refugio y su Consuelo, porque es el Arca, donde los hijos depositan el corazón.
Responded a Mi llamado, responded a Mi pedido, veréis que tiernamente seréis conducidos por Mí.
El texto de Jeremías 24,7 señala: “Les daré un corazón para que me conozcan a Mí, que soy el Señor. Ellos serán mi pueblo y Yo seré su Dios, porque volverán a Mí de todo corazón”.

Y agrega el mensaje en su parte final:
(M. 1337): “Benditos sean mis hijos por Consagrar su corazón a María”.

“La Consagración irá directamente al corazón de María y Ella hace promesas concretas de unión con su Hijo a quien se dirige con amor y con la oración constante del Rosario”.
(M. 1426): Esa Consagración, que no requiere papeles ni fórmulas, porque esa Consagración irá directamente a Mi Corazón: será única y exclusivamente para Mi Corazón y será recibida por Mi Corazón.

Debéis tener amor y devoción a María; oración constante del Santo Rosario y participación diaria en la Santa Eucaristía.
En el amor a la Madre, hallaréis al Amor del Hijo; en la oración a la Madre, estaréis en unión con el Hijo y en la Santa Eucaristía, os encontraréis con el Hijo.
El mensaje nos invita a pertenecer a la Madre Y al Hijo, y la luz de María quitará toda oscuridad en el camino:
(M. 1534): Deben saber mis hijos, que los llamo a la Consagración, porque siendo Consagrados a Mi Corazón, pertenecen a la Madre y al Hijo.
Mi Luz quitará toda oscuridad y ayudará a mis hijos, a caminar el Camino que el Señor, ha establecido.



Hay varias oraciones que podemos decir para consagrarnos al Inmaculado Corazón de María. Elijamos alguna para rezarla el día de nuestra consagración a María, que conviene que sea un día de fiesta mariana, por ejemplo, Inmaculada Concepción, Virgen Niña, Anunciación, Asunción, primer sábado de mes y muchas otras que hay en el calendario. Y luego es conveniente que la recemos todos los días para renovar nuestra consagración.



Podemos elegir una de estas cuatro oraciones:

MARÍA DEL ROSARIO DE SAN NICOLÁS, ARGENTINA

“¡Oh Madre! Quiero Consagrarme a Ti.
Virgen María hoy Consagro mi vida a Ti.
Siento necesidad constante de tu presencia en mi vida,
para que me protejas, me guíes y me consueles.
Sé que en Ti mi alma encontrará reposo
y la angustia en mí no entrará,
mi derrota se convertirá en victoria,
mi fatiga en Ti fortaleza es. Amén”. 

MOVIMIENTO SACERDOTAL MARIANO

Para los laicos:

Virgen de Fátima, Madre de Misericordia, Reina del Cielo y de la Tierra, refugio de los pecadores, nosotros, adhiriéndonos al Movimiento Mariano, nos consagramos de unmodo especialísimo a Tu Corazón Inmaculado.
Con este acto de consagración queremos vivir Contigo y por medio de Ti, todos los compromisos asumidos con nuestra consagración bautismal; nos comprometemos a realizar en nosotros aquella conversión interior, tan requerida por el Evangelio, que nos libre de todo apego a nosotros mismos y a los fáciles compromisos con el mundo, para estar, como Tú,  sólo disponibles para hacer siempre la Voluntad del Padre.
Y mientras queremos confiarte, Madre dulcísima y misericordiosa, nuestra existencia y vocación cristiana, para que Tú dispongas de ellas para Tus designios de salvación en esta hora decisiva que pesa sobre el mundo, nos comprometemos a vivirla según Tus deseos, en particular por lo que se refiere a un renovado espíritu de oración y de penitencia, a la participación fervorosa en la celebración de la Eucaristía y al apostolado, al rezo diario del Santo Rosario y un austero modo de vida, conforme al Evangelio, que sea un buen ejemplo para todos en la observancia de la Ley de Dios, en el ejercicio de las virtudes cristianas, especialmente de la pureza.
Te prometemos también estar unidos al Santo Padre, a la Jerarquía y a nuestros Sacerdotes, para oponer así una barrera al proceso de contestación al Magisterio, que amenaza los fundamentos mismos de la Iglesia.
Bajo Tu protección queremos también ser los apóstoles de esta hoy tan necesaria unidad de oración y de amor al Papa sobre el cual invocamos de Ti una especial protección.
Finalmente, te prometemos llevar a las almas con las cuales entremos en contacto, en cuanto nos sea posible, a una renovada devoción hacia Ti.
Conscientes de que el ateísmo ha hecho naufragar en la fe a un gran número de fieles, de que la desacralización ha entrado en el Templo Santo de Dios, de que el mal y el pecado se propagan cada vez más en el mundo, nos atrevemos a levantar, confiados, los ojos a Ti, Madre de Jesús y Madre nuestra misericordiosa y poderosa, también hoy, invocar y esperar de Ti la salvación para todos tus hijos. ¡Oh clemente, oh piadosa, oh dulce Virgen María! 



SAN LUIS MARÍA GRIGNION DE MONTFORT

CONSAGRACIÓN de sí mismo a Jesucristo, la Sabiduría Encarnada, por las manos de María

¡Sabiduría eterna y encarnada!
¡Amabilísimo y adorable Jesús,
verdadero Dios y verdadero hombre,
Hijo único del Eterno Padre
y de María siempre Virgen!

Te adoro profundamente
en el seno y en los esplendores de tu Padre,
durante la eternidad,
y en el seno virginal de María,
tu dignísima Madre,
en el tiempo de tu encarnación.

Te doy gracias de que te has anonadado,
tomando la forma de un esclavo,
para sacarme de la cruel esclavitud del demonio.

Te alabo y te glorifico
porque has tenido la bondad
de someterte en todo a María,
tu Santa Madre,
con el fin de hacerme, por medio de Ella,
un fiel esclavo.

Pero, desgraciadamente,
¡ingrato e infiel como soy!,
no he observado los votos y las promesas
que con tanta solemnidad
te he hecho en mi Bautismo:
no he cumplido con mis obligaciones.

No merezco llamarme hijo tuyo, ni tu esclavo;
y, como no hay nadie en mí
que no merezca tus rechazos y tu cólera,
ya no me atrevo a acercarme por mí mismo
a tu santa y augusta Majestad.

Por eso he recurrido a la intercesión
y a la misericordia de tu Santísima Madre,
que me has dado como Medianera para contigo;
y es por medio de Ella que espero obtener de Ti
la contrición y el perdón de mis pecados,
la adquisición y la conservación de la Sabiduría.

Te saludo, pues, ¡María Inmaculada!,
vivo tabernáculo de la divinidad,
escondida en el cual, la eterna Sabiduría,
quiere ser adorada por los Ángeles
y por los hombres.

Te saludo, ¡Reina del Cielo y de la tierra!,
a cuyo imperio todo está sometido,
todo lo que está por debajo de Dios.

Te saludo, ¡seguro Refugio de los pecadores!,
cuya misericordia no faltó a nadie.
Escucha los deseos que tengo
de la divina Sabiduría,
y recibe para eso los votos y los dones
que mi bajeza te presenta.

Yo...
infiel pecador,
renuevo y ratifico hoy en tus manos
los votos de mi Bautismo:
renuncio para siempre a Satanás,
a sus seducciones y a sus obras,
y me doy enteramente a Jesucristo,
la Sabiduría encarnada,
para llevar mi cruz tras Él
todos los días de mi vida,
y para que yo le sea más fiel
de como lo he sido hasta ahora.

Te escojo hoy,
en presencia de toda la Corte celestial,
como Madre y Señora mía.

Te entrego y consagro, en calidad de esclavo,
mi cuerpo y mi alma,
mis bienes interiores y exteriores,
y el valor mismo de mis buenas acciones
pasadas, presentes y futuras,
dejándote un entero y pleno derecho
de disponer de mí y de todo lo que me pertenece,
sin excepción, según tu agrado,
a la mayor gloria de Dios
en el tiempo y en la eternidad.

Recibe, ¡Virgen bondadosa!,
esta pequeña ofrenda de mi esclavitud,
en honor y en unión con la sumisión
que la eterna Sabiduría
gustosamente quiso observar
para con tu maternidad;
en homenaje al dominio que ustedes, los dos,
tienen sobre este pequeño gusano
y miserable pecador;
y en acción de gracias por los privilegios
con los que la Santísima Trinidad
te ha favorecido.

Proclamo que desde ahora
quiero, como verdadero esclavo tuyo,
procurar tu honor y obedecerte en todo.

¡Madre admirable!, preséntame
a tu querido Hijo,
en calidad de eterno esclavo,
para que Él, que por Ti me rescató,
por Ti me reciba.

¡Madre de misericordia!, hazme la gracia
de obtener la verdadera sabiduría de Dios
y de colocarme, para eso,
en el número de las personas
a las que amas, instruyes, guías,
alimentas y proteges
como a hijos y esclavos tuyos.

¡Virgen fiel!, vuélveme en todo
un perfecto discípulo, imitador y esclavo
de la Sabiduría encarnada,
Jesucristo, Hijo tuyo,
tanto que por tu intercesión y con tu ejemplo
yo llegue a la plenitud de su edad en la tierra
y de su gloria en los Cielos. Amén.

Lugar .............................................................

Fecha .............................................................

Firma .............................................................

Firma de un testigo .......................................

Oración a Santa Teresita de Liseux

Oración a Santa Teresita de Liseux
Oh bienaventurada Santa Teresita del Niño Jesús, que habéis prometido hacer caer una lluvia de rosas, desde el cielo, dirigid a mí vuestros ojos misericordiosos y escuchadme en mis múltiples necesidades. Grande es vuestro poder porque Dios os ha hecho grande entro los santos del cielo. Os suplico, pues, oh mi amable protectora, me alcancéis de Dios las gracias que os pido, siempre que sea para mayor honra de Dios y salvación de mi alma. Os suplico de un modo especial que me hagáis participar de las rosas que nos habéis prometido, apartando mi corazón de las vanidades y placeres caducos de esta vida, y enseñándome a amar a Jesús y a María con amor verdadero, para que así pueda un día gozar con vos de la eterna bienaventuranza. Así sea. V. Rogad por nosotros, oh bienaventurada Santa Teresita R. Para que seamos dignos de la lluvia de rosas que nos habéis prometido. Amén.

El significado de la Cruz de San Damián

El significado de la Cruz de San Damián
enlace Franciscano Fratefrancisco.org

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